miércoles, 15 de febrero de 2012

"Santôka" por R. H. Blyth (IV)

En esas anécdotas sobre Santôka, vemos la naturalidad de su vida, su desprendimiento hacia las cosas y carencia de planes en todo.

Puso cada grama de su energía espiritual en sus versos, los cuales estaban, a menudo, libres de forma fija y de palabra estacional, tal y como hiciera su maestro Seisensui. Nos recuerda a Pascal, Kierkegaard, Kafka, Kraus, Rilke y otras “mentes desheredadas”. En sus versos, combina el Zen, el Budismo y ascetismo japonés. Esto último implica una apreciación innata de la transitoriedad de la vida, del valor de la existencia.

Ushiro-sugata no shigurete yuku ka

Ver mi espalda mientras camino,

¿calado por la lluvia de invierno?

Podemos compararlo con estos versos que Issa escribió en una de sus dibujos:

Ushiro kara mite mo samuge na atama kana

Incluso vista por detrás

su cabeza se ve

fría.

Pero el haiku de Santôka, según mi opinión, es mejor porque nos da una imagen de él mismo viéndose por la gente que lo puede estar observando.

4 comentarios:

  1. Gracias Antonio por la dedicación a Santoka y que se te agradece un montón

    Un abrazo

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  2. Gracias a ti por tu lectura y comentario.

    Un abrazo. ;-)

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  3. Jejejeje es curioso, no hace tanto leí un libro en donde uno de los personajes decía de Santoka: "farsante pedigüeño".
    No cabe duda de que los genios siempre suscitan polémica...
    Un saludo Antonio

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  4. Gracias por asomarte al Yelmo, amigo. Pedigüeño o no, es Santôka...palabras mayores.

    Espero que todo vaya bien.

    Un fuerte saludo, aderezado de abrazos. ;-)

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