miércoles, 1 de febrero de 2012

Un texto de Anthony de Mello.


Erase una vez un bosque en el que los pájaros cantaban de día, y los insectos de noche. Los árboles crecían, las flores prosperaban, y toda clase de criaturas pululaban libremente.

Todo el que entraba allí se veía llevado a la Soledad, que es el hogar de Dios, que habita en el silencio y en la belleza de la Naturaleza.

Pero llegó la Edad de la Inconsciencia, justamente cuando los hombres vieron la posibilidad de construir rascacielos y destruir en un mes ríos, bosques y montañas. Se levantaron edificios para el culto con la madera del bosque y con las piedras del subsuelo forestal. Pináculos, agujas y minaretes apuntaban hasta el cielo, y el aire se llenó del sonido de las campanas, de oraciones, de cánticos y exhortaciones...

Y Dios se encontró de pronto sin hogar.

La oración de la rana, ANTHONY DE MELLO


en mi cabaña
no hay nada y está todo:
¡la primavera!

Sodô (1642 - 1716)

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