martes, 3 de enero de 2012

Un texto interesante.


(...) Ya hemos mencionado la enorme veneración de la cultura japonesa por la naturaleza. Nadie como la poesía japonesa para captar el menor detalle de un paisaje, el sonido del agua, el reflejo de las hojas en un sauce, el monótono canto de una chicharra, la austera belleza de una flor en la plenitud, el color rojizo de los árboles en otoño. Nadie como el arte del paisaje japonés para apresar un camino entre arrozales, una onda en el agua de un estanque o un viajero solitario en los campos. Nadie como ellos y su exquisita sensibilidad lírica para convertir dos palabras o cuatro trazos rápidos en un pedazo de naturaleza y expresión sugerida de estados de ánimo.

Luis Caeiro, Cuentos y tradiciones japoneses. I. El mundo sobrenatural. (Ed. Hiperión)

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