Vistas al Yelmo es un blog de haiku, esa pequeña estrofa de origen japonés que ha impregnado otras lenguas y que tanto tiene que decir. El nombre hace referencia a la veneración que siento por el Yelmo (casi como la que sienten los japoneses por el monte Fuji) , una de las cumbres de la Sierra de Segura jienense que durante años vi al levantarme.
Hermoso contraste, Antonio. En ese sitio habitado solo por el abandono y la soledad, la primavera le pone vida. La gracia y el color de sus amapolas...
Si "hablásemos" desde el punto de vista de la propia naturaleza antes bien que desde el punto de vista humano, podría decirse que frente a la frágil belleza de las flores que la primavera "expresa", el cemento, los portones y cerraduras de una casa abandonada..., afean y embrutecen a esa misma efímera pero renovada belleza natural.
@josé ángel: me gusta que te guste aunque no sepas por qué te gusta. :-)
@ Juan Carlos: efectivamente, llama la atención la eterna vuelta de la primavera a todos los sitios, incluso los dejados por el hombre.
@ JL: ese cemento, esos portones, esas cerraduras siguen llegando al corazón. Tengo especial predilección por estos pueblos abandonados, donde uno se siente en paz consigo mismo y, algunos de ellos, ubicados en entornos idílicos...es lo que trae la modernidad, JL, ya se sabe...
@ Xaro: ante la impermanencia de lo abandonado, la primavera sigue repitiendo su guión permanente, ¿verdad?
Cómo no recordar, siempre en estos casos, el haiku de Sodô:
en mi cabaña no hay nada y está todo: ¡la primavera!
me gusta, luego pensaré porqué.
ResponderEliminarHermoso contraste, Antonio.
ResponderEliminarEn ese sitio habitado solo por el abandono y la soledad, la primavera le pone vida. La gracia y el color de sus amapolas...
Gracias, amigo.
Un abrazo.
Si "hablásemos" desde el punto de vista de la propia naturaleza antes bien que desde el punto de vista humano, podría decirse que frente a la frágil belleza de las flores que la primavera "expresa", el cemento, los portones y cerraduras de una casa abandonada..., afean y embrutecen a esa misma efímera pero renovada belleza natural.
ResponderEliminarSaludos
JL
Pues me encanta este haiku, la impermanencia se hace notar con fuerza y belleza, me gusta mucho de verdad.
ResponderEliminarUn abrazo Antonio
Me hace gracia lo que dice Jose Angel jaja
@josé ángel: me gusta que te guste aunque no sepas por qué te gusta. :-)
ResponderEliminar@ Juan Carlos: efectivamente, llama la atención la eterna vuelta de la primavera a todos los sitios, incluso los dejados por el hombre.
@ JL: ese cemento, esos portones, esas cerraduras siguen llegando al corazón. Tengo especial predilección por estos pueblos abandonados, donde uno se siente en paz consigo mismo y, algunos de ellos, ubicados en entornos idílicos...es lo que trae la modernidad, JL, ya se sabe...
@ Xaro: ante la impermanencia de lo abandonado, la primavera sigue repitiendo su guión permanente, ¿verdad?
Cómo no recordar, siempre en estos casos, el haiku de Sodô:
en mi cabaña
no hay nada y está todo:
¡la primavera!
Un fuerte tetra-abrazo. :-)