Hace ya
dos meses (exactos) de la Navidad, pero algunos cuentos se repiten cada cierto
tiempo, ajenos al cómputo temporal y estacional en la habitación de mi hija. Esos
dos meses en los que no habíamos vuelto a leer un cuentecito con la portada
blanca, tintes rojizos y un reno con piel de cebra…pero hoy, acabando febrero,
tocaba leerlo. Los adornos aguardan el frío y oscuro diciembre, pero el librito
no comparte ese letargo anual.
25 de febrero –
el cuento para dormir
es de navidad